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Soy María del Rosario Goñi. Licenciada en crítica de artes, egresada de la Universidad Nacional de las Artes. Me especializo en Teatro. Bienvenidos a mi blog.

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Cine y Series

Deslumbrado por la guerra

agosto 28, 2023
88 veces leido

La uruguaya (Argentina-Uruguaya, 2022). Dirigida por Ana García Blaya. Con Sebastián Arzeno, Fiorella Bottaioli, Gustavo Garzón, Jazmín Stuart. Duración 78 min. Productora: Orsai Cine y 1961 co-productores.

En estos últimos días, finalmente se estrenó en los cines argentinos la anhelada película de producciones Orsai, basada en la reconocida novela La uruguaya del escritor Pedro Mairal. La expectativa fue intensa, tal vez porque la vara de la novela quedó muy alta. La trama nos sumerge en el universo de un escritor en estado de bloqueo mental y padeciendo una crisis económica y familiar. Lucas Pereyra viaja al vecino país charrúa a retirar unos quince mil dólares que le depositaron como anticipo por escribir, al tiempo que aprovecha para reencontrarse con Guerra, una mujer que lo dejó en estado de latencia permanente.

El deseo se apropia del relato en más de un sentido. Será por eso que dicen “lo que se reprime se potencia”, que Pereyra quedó detenido en aquél encuentro fortuito en la playa con esta desenfadada uruguaya que le prometió más de lo que finalmente estuvo dispuesta a dar. Los primerísimos primeros planos desenfocados de Guerra fragmentan un deseo en potencia en el universo de un hombre que necesita sentir emociones intensas. Una especie de ensoñación que se volvió real. Un tipo fisurado por la rutina del cotidiano. Una esposa a la que ya no desea, un hijo pequeño que lo agota como un tirano y una crisis financiera que lo sumerge en una debacle.

En paralelo al relato amoroso, la tensión dramática se conjuga con aspectos de especulación financiera en cuya materia los argentinos somos expertos. La película se encarga de enfatizar en lo identitario del ser nacional que resulta la protección del capital ante la depreciación monetaria y las alarmas, a modo de instintos que hemos naturalizado. Una moto que se aproxima a toda velocidad, un auto desvencijado conducido por dos hombres que miran fijo, o primeros planos de miradas que se reconstruyen en un flashback, dan sentido al temor por el arrebato, como indicios perfectamente conjugados en el lenguaje cinematográfico.

Sin embargo, la película recupera el humor tan perfectamente diseñado en la novela. Las conversaciones que mantienen los protagonistas patentizan eso que no se enuncia pero sí se entrevé en los actos y en lo que no se dice. Dirá la voz narrativa: “Estar enamorado es que se te prendan todas las lucecitas del árbol”. Una atmósfera que Pedro Mairal recupera en la cortina musical de la película en la frase: “Si no podes con la vida probemos con la vidita”.

Merece una especial distinción reparar en aspectos de producción. La apuesta de Orsai resulto innovadora al financiar la película mediante la contribución colectiva de productores asociados, que arribó a un extraordinario número de 1961 participantes y formaron acuerdos mancomunados en diversos aspectos técnicos. Otro mérito que Hernán Casciari ya nos tiene acostumbrados. El trabajo de dirección de Ana García Blaya, cuya elección ha sido un punto contractual indiscutible de Orsai, habilita una concepción de la puesta en escena donde la cámara intrusiva lograda por planos zoom permite al espectador espiar la intimidad. Además, recurre a la cita y al guiño en aspectos musicales y literarios, pero mantiene el punto de vista de lo masculino con la licencia del cambio en la voz narrativa que sustenta la diégesis.

En palabras de Mairal: “La película completa la novela” y en muchos aspectos resulta veraz. Aunque ambos discursos dialogan con la idea de que la fantasía es mejor cuando no se concreta; pareciera evidenciar que resulta divertido tomarse atajos del hastío cotidiano, aunque algunas veces se pague caro. Se podría decir que la idea que recorre el film se centra en el deseo y que, pese a las circunstancias sobrevinientes, Pereyra finalmente lo concreta porque se está vivo mientras se pueda seguir deseando.

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