
El presente continuo del renacimiento musical
La música del Renacimiento tiene sede en la ciudad de La Plata a través de dos artistas locales que despliegan su arte con gran talento. La poética interpretación que realizan de la música antigua construye universos dotados de sublime encanto.
Se atribuye a Claudio Monteverdi el haber expresado que “el propósito de toda buena música es afectar el alma”. Si pensamos en este compositor, nuestro imaginario se remite al período Barroco y a la Camerata Fiorentina, cuna de la Ópera, allá por el 1600. Más cerca en el tiempo, es posible recrear aquel ambiente de “frikis del mundo clásico” junto a Cappella del Plata, artistas emergentes de la ciudad capital, que, desde su génesis en el 2007, buscan difundir su repertorio.
Los creadores son dos jóvenes artistas. Ellos son Sergio Casanovas, director, laudista y profesor egresado de la Facultad de Bellas Artes, y el tenor Esteban Manzano, egresado de la carrera de Música Antigua en el Conservatorio de La Haya, Holanda. Cada encuentro está teñido de un halo de misterio. El tiempo se detiene sin las prisas del cotidiano. Nos volvemos personajes de la historia universal de la música y nos deleitamos en una contemplación de atenta escucha.
Toda su propuesta musical evoca un salto hacia aquella época que supo encontrar reunidos a músicos, poetas e intelectuales a finales del Renacimiento florentino. Hoy, junto con la colaboración de artistas invitados, consagran el mismo tono sostenido por la tiorba, ese instrumento antiguo que compone una musicalidad particular. Sus dos largos mástiles generan extrañeza visual a cualquier lego.
Su determinación fecunda por recuperar un período de la música del pasado remoto ha dado sus frutos. Recibieron la Beca a la Creación del Fondo Nacional de las Artes, a través de la cual se consagró el proyecto Bárbara, concierto-película sobre la figura de Bárbara Strozzi (1619), compositora italiana del Barroco. Ha sido de un gusto exquisito su proyección en la sala del Cine Municipal Select Espacio INCAA junto a una orquesta en vivo. Así, la obra se construye sobre la estela de aquella artista de la antigüedad. El intérprete Esteban Manzano se apropia con su canto y declamación “en estilo recitativo” y plasma la ruina y la desolación en un contraste de luces y sombras, quietud y aceleración, siempre sostenido por la fuerza instrumental que lo abriga.
Ese juego de transposiciones, tanto de tiempos como de lugares, opera sobre la experiencia artística. El salto del Barroco a nuestra contemporaneidad nos invita a transitar una temporalidad incierta en virtud de las implicancias de la música en la construcción de esa vivencia. Se cuestionan en un instante los ejes rectores de la vida humana en términos de espacio y tiempo y trascendemos con el alma afectada. Por ende, la manera en que el mundo se nos muestra depende de una colaboración imaginativa con él. Expresiones del arte como Cappella del Plata permiten generar espacios para relajar el ritmo frenético de esta contemporaneidad angustiante y tomarse una pausa, en una invitación hacia el pasado, a modo de un viaje por el tiempo.